Y un 2017 asoma. Llegué a este fin de calendario AGOTADA. Realmente
cansada. Pero realmente FELIZ. Y anoche
pensé que se trataba de los 42° de sensación térmica. Pero no. El Universo me
puso a prueba a diario, como siempre; con la diferencia que con los años uno se
pone más sensible y lo afecta diferente. Incluso la felicidad de sentirme amada
se valora de otra manera. O quizá entiendo que ME MEREZCO ser amada y ahí me
cae la ficha. Con todo orgullo puedo decir que crecí enormemente en peso
álmico. Logré reconectarme conmigo misma. Y estaba todo ahí, les juro que sí. Y
no puedo expresar lo bien que se siente…
Me encantaría que todos pudiésemos entender lo profundo de
estar vivo. Lo importante de una sonrisa, de un abrazo, de un te quiero, de un
te amo. Pero también me gustaría que todos pudiésemos ver que venimos a este
plano nuevamente con una misión, por mas trillado y cursi que suene. Y la
misión no se lleva a cabo metiéndose en la iglesia y dando cátedra de bondad para
luego salir a la vida y creer que tu dolor es el más terrible, que tu guerra es
la más dura o tu título mas habilitante. Sabiduría es salir de tu cajita
patriótica y entender que vivimos en un mundo. Y que si no crees poder hacer
nada por Siria, Irak, Pakistán, India, Chaco, Sudáfrica, Venezuela, el tipo que
está tirado en la puerta de tu casa, el animal que tira de un carro o el
perrito que aún busca quien lo adopte, te plantees cómo te estás manejando
desde tu propio lugar con tus propias actitudes hacia el resto. Porque no hay
diferencia alguna entre una guerra en Medio Oriente y la gente que sigue
creyendo que a alguien lo matan por cómo estaba vestido o la religión que
profesaba. O que a algunos se llenen la boca con su vegetarianismo y amor
animal e insulten a los que siguen eligiendo otro tipo de vida.
Sabiduría es hallar coherencia entre lo que decimos y lo que
hacemos. Y si no te creés capaz o listo para practicarlo, entonces aprendé a
callar y empezá a escuchar otras realidades. Sé sabio y recordate a diario que se
nos otorgaron dos oídos…pero sólo una boca. Si vas a decir algo, que sea un “te
escucho”.
El alma te recuerda tu misión cuando sos capaz de escuchar
el dolor ajeno sin juzgar, cuando respetas que el otro es diferente en opinión,
cuando no te victimizás y te hacés cargo de lo que te toca. Cuando entendés que
está bien equivocarse, o tener miedo. El alma te recuerda quien sos cuando
finalmente reconocés en otros la capacidad de generar tu misma luz y lográs
mantener a raya esas almas para las cuales no estás preparado. Porque sabiduría
también es aprender a reconocer tus límites, y muchas veces esos límites tienen
nombre y apellido. Sabiduría es dejar la culpa de lado para no seguir haciendo “lo
que ellos quieren” ó “lo que yo debería”.
En todo detalle nace, se mantiene y se recicla el todo. Para
este nuevo ciclo ruego de todo corazón que nos reencontremos con nuestra
sabiduría álmica, y lleguemos a comprender que cada mínimo acto que tenemos
para con nosotros mismos y para con el prójimo es tan ajeno como propio.
Les deseo paz, fuerza, agradecimiento, reconocimiento, modestia, conocimiento,
apertura, flexibilidad y un goce infinito de esta nueva oportunidad que nos da
el Universo de volver a reconocernos y sorprendernos de todo nuestro potencial.
Les deseo toda la paz y el amor que nos merecemos y que solo nosotros podemos
lograr. Reorientémonos.
Bienvenido 2017, bienvenido
Danu Gelhorn
1ro de Enero 2017